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Abadal - Terroir, tradición, familia, vida y pasión

En: Noticias En: Tuesday, February 23, 2021

Hemos tenido la suerte de poder visitar a nuestros amigos de Abadal y conocer un poco más su historia, su día a día y el porqué de lo que les ha llevado hasta aquí.

Todo este terroir se expresa de una manera especial en sus vinos, esta frescura, estos aromas a bosque, hasta sin haber visitado nunca la bodega, cuando bebes un de sus vinos, convierten nuestra boca en un agujero negro que te tele transporta al bello norte del Pla del Bages, donde viña y bosque conviven juntamente con la roja arcilla y el calcáreo.

Ayer justamente era un día lluvioso, con el cielo completamente nublado y con una lluvia que chispeaba poco, pero en gran cantidad, cosa que hizo que solo bajar del coche chocaran todos los aromas boscosos y herbáceos contra nuestro olfato, la tierra mojada y el ambiente húmedo creaban una atmósfera perfecta para corroborar aún más este paisaje que tanto caracteriza las aportaciones que nos dan los vino de Abadal.

Solo llegar, Jose (como no) nos recibió con su amabilidad que tanto nos tiene acostumbrados, y una vez protegidos por los paraguas (aunque podías ir sin perfectamente) nos llevó con Ramón Roqueta que como buen anfitrión nos atendió con una hospitalidad inmejorable, nos enseñó todos los rincones de la “masía-bodega" Masía Roqueta (o Mas Roqueta) donde su familia ha estado dedicada a la viticultura des de el 1199 oficialmente (tal como los primeros documentos que muestran sus orígenes) en Santa Maria d’Horta d’Aviñó y cultivando de forma ininterrumpida sus viñas.

Ramón nos explicó cosas muy interesantes sobre como la masía era (y es) una bodega integrada y se abrió a contarnos las anécdotas de su familia. Todo este terroir, traspasado de generación en generación, los ha llevado hasta donde están ahora, a ser un referente en el Pla del Bages y conocido mundialmente.

Finalmente pudimos catar todos sus vinos, que aún conociéndolos muy bien no nos dejaron de sorprender una vez más:

El Abadal Blanco resultó muy refrescante y muy aromático (era como estar en un prado de los de aquí fuera la bodega) gracias a su fusión de Sauvignon Blanc, Picapoll y Chardonnay se encuentran notas florales a jazmín y lavanda, también cítrico y con fruta tropical.

El Abadal Rosado también muy fresco y aromático, gracias al Cabernet Sauvignon i haberse fundido con el Sumoll, aportando notas del entorno como fresita, fruta roja de bosque, cereza de madroño y frambuesa.

El Abadal Franc es el primer tinto de la familia y como no podía ser de otra manera nos aporta los aromas balsámicos y florales típicos del entorno como la menta, la violeta y el romero, fusionados con la fruta roja y el toffee. Variedades: Sumoll, Tempranillo y Cabernet Franc.

El Abadal Matís es un vino lleno de matices, nos encanta, ya que es un vino que puede jugar muy bien en cualquier ocasión, con cuerpo y estructura pero a su vez refrescante y afrutado. La unión de una variedad histórica recuperada, la Mandó, juntamente con el Cabernet Sauvignon y Merlot, no aporta terroir, fruta roja madura (cereza y mora) especias, pimienta negra, y balsámicos que le aportan frescura. Largo, elegante y llena la boca de matices.

El Abadal Picapoll Blanco fue el primer vino 100% Picapoll en llegar al mercado, y es uno de los referentes de su gamma y de la bodega Abadal, ya que se encuentra en una franja de precio media y que lo que recibes de él es único, Pla del Bages en estado puro. Este vino blanco con crianza de 3 meses sobre lías, posee cuerpo, volumen y complejidad, y el Picapoll le aporta notas cítricas, fruta blanca (como la piña y el albaricoque) fusionadas con notas del entorno boscoso (hinojo, lavanda y menta). La recuperación de variedades nos acerca un poco más a nuestros antepasados, a nuestra tierra y ayuda a preservar la biodiversidad.

El Abadal Mandó es un vino muy especial, ya que está elaborado con la variedad Mandó (casi extinguida) y se trata de una variedad autóctona, otro tributo al Pla de Bages pero también al futuro, ya que se trata de una variedad de maduración tardía y que tiene una muy buena resistencia a las altas temperaturas por lo que se podría adaptar bien al cambio climático. Si no sabéis como es un vino de Mandó, podríais haceros una idea imaginándoos (salvando las diferencias) un Pinot Noir, con color rojizo transparente y poco grado. Pero tiene la peculiaridad que nos aporta aromas florales, sotobosque, especias regaliz y fruta madura. Frescura, elegancia e identidad varietal

La crianza la hace 12 meses en ánfora de arcilla el 60% y en barrica de roble el 40%.

El Abadal 5 Merlot es un Merlot “cojonudo”! Como todos sabéis es complicado encontrar buenos Merlots a precios asequibles, pero este Abadal es uno de ellos. Y a demás parte de una curiosidad muy interesante, ya que sus cepas de Merlot proceden de diferentes partes del mundo, por tanto 5 tipos de Merlots diferentes (misma variedad, diferentes orígenes) pero todos plantados aquí en el Pla del Bages (2 de Italia, 2 de Francia y 1 de California).

Todo eso lo convierten en un vino balsámico, especiado y con notas de cacao en nariz, y en boca encontramos cerezas y grosellas sobre la complejidad del terreno.

12 meses en barrica.

El Abadal 3.9 es el tinto insignia de la bodega, se llama así porque su situación está en el “plígono 3, parcel·la9” y como no podía ser de otra manera es pura expresión del terroir, nos aporta fruta vestida de entorno aromático y balsámico y con mineralidad. Este Vino de Finca tiene una crianza de 12 meses en barrica de roble. Ideal para acompañar una carne roja como un filete de ternera, con salsa de frambuesa o brownie de chocolate.

El Abadal Nuat es un blanco muy especial, un Picapoll como pocos los hay, su crianza sobre lías durante 10 meses, le aporta una concentración de complejidad, volumen y longitud que lo hacen un vino envolvente y a su vez sedoso. Es el resultado de viñas de más de 60 años y aporta las cualidades de un Picapoll envejecido y donde estoy seguro de que el paso del tiempo lo mimará de una manera muy especial.

Tuvimos la oportunidad de probarlo durante la comida y destacó su harmonía con el queso semi trufado, ya su cremosidad y aromas de trufa se fundían junto al vino creando un todo lleno y selecto. También me sorprendió su buen vínculo con un queso azul semi.

En definitiva un vino capaz de volverse delicado en fusionarse con algunos maridajes y a su vez capaz de aguantar platos más contundentes.

Los Rancios de Abadal “Sagristia C-1” o “Sagristia R-2”, una joya difícilmente irrepetible, un vino rancio elaborado gracias a los restos olvidados dentro de unas grandes barricas expresamente para que la madera no se quedara seca con el paso del tiempo (por eso se le dejaba líquido dentro) más o menos se cree desde el 1880 aprox. que se acaba convirtiendo en la “Bota del Rincón” de la familia Roqueta, familia amante de los vinos rancios y donde tienen una bodega bastante importante dedicada al rancio desde tiempos ancestrales, dejaron (sin saberlo) este vino rancio que actualmente después de estudios enológicos ha podido seguir su recorrido por el sistema de soleras y sacar una edición superlimitada de botellas de este rancio espectacular. El C-1 es el más joven y ya posee más de 40 años! Unas joyas difíciles de encontrar, pero que el destino ha hecho que pudiéramos disfrutarlas los más amantes de la viticultura.

Para terminar querríamos agradecer al Cristian su magnífica cata muy bien conducida, y su presencia junto con Xavier Solano durante la comida-cata, y la honradez de sus palabras. Lo que decíamos: Terroir, tradición, familia, vida y pasión.

Escrito por: Sergi Artigas

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